
Elena Rodriguez-Vieitez. Foto: Joana B. Pereira.
El Centro de investigación en Alzheimer del instituto Karolinska, galardonado en la III Edición de los Premios Internacionales Mano Amiga, ha desarrollado un estudio que permite visualizar por primera vez cambios inflamatorios en el cerebro casi veinte años antes de que aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad.
A la acumulación de proteínas beta-amiloide, se une la activación de los astrocitos, que son los que originan la inflamación, aunque luego esta actividad disminuye con el tiempo, mientras que la formación de placas continúa.
Los astrocitos, de esta manera, se erigen en una señal que podría en el futuro servir para el diagnóstico temprano del alzhéimer, pero también como diana hacia la que apuntar fármacos dirigidos a modular su actividad.
«Una de las principales conclusiones es que la activación de los astrocitos puede estar implicada en el origen de la enfermedad», explica Elena Rodríguez-Viéitez, que desde hace unos cuatro años trabaja en el Instituto Karolinska, después de haberlo hecho en las universidades de California, Stanford y Harvard. «Se cree -dice- que cuanto más se conozca sobre los procesos iniciales de la enfermedad, más probabilidades hay de entender sus causas y de encontrar dianas terapéuticas tempranas que tengan éxito en un futuro.
Cada vez hay más evidencia de que para que un fármaco sea efectivo, el diagnóstico precoz es el factor más importante».
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